Cuenta la leyenda que en El Panecillo se esconde un inmenso tesoro, custodiado por espíritus antiguos y por la guardiana de Quito, la virgen Alada. El Panecillo es una elevación natural en medio de la ciudad que, en lengua originaria, llevaba el nombre de «Yavirac»; era un sitio sagrado para las culturas precolombinas de Quito que más tarde fue rebautizado por los españoles como «panecillo», por parecerse a un pan, redondo y simétrico.
El Panecillo no solo te ofrece la vista más espectacular del Sur de Quito, el Centro Histórico y el Norte de la ciudad; sino que también es el hogar de la Virgen Alada o «La virgen de Quito», la escultura de aluminio más alta del mundo y una de las estatuas más altas de América, superando incluso al famoso Cristo Redentor de Río de Janeiro. Esta Virgen emula a la famosa Virgen de Legarda, ícono de la escuela quiteña de arte colonial. A los pies de esta magnífica escultura puedes disfrutar de platillos tradicionales de Quito como las peculiares «empanadas de viento».
El Panecillo es un lugar que permite gozar de la calidez de la gente y la atmósfera quiteña: lugar mágico repleto de historia, arte y leyendas que no tardarán en cautivarte.